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miércoles, 19 de octubre de 2011

La Casa Encantada

Había una vez una familia que se mudó a un pueblo de Francia. En el pueblo corría el rumor de que había fantasmas, pero la familia Pérez no creía en ellos.

La familia la formaban: la pequeña Lucía, el pequeño Rodrigo, la más grande, Noelia y los padres Carla y Antonio.

Cuando llegaron al pueblo un viejo les advirtió que a las familias numerosas las mataban.

Antonio no creía en fantasmas ni nada de eso. Pero la madre pensaba que el viejo tenía razón, así que ella y las dos niñas alquilaron una casa, pero el hijo y el padre se quedaron, porque no les tenían miedo.

Cuando entraron a la casa era todo normal, pero eso iba a cambiar.

La madre estaba preocupada y lo llamó. Antonio no lo cogió, sino una voz sospechosa y dijo:

-No puedes hacer nada, es mío.

La madre, muy asustada, fue corriendo a la casa, pero no le abría nadie; estaba preocupada, pero esperó al día siguiente.

Pero el padre no lo había escuchado. El niño estaba asustado porque había oído cadenas y voces. El padre le dijo que iban a esperar hasta mañana, pero las voces no le dejarían dormir.

La madre no sabía nada de eso y pidió ayuda a la policía para que le investigaran el caso. Pero en dos meses dejaron de buscar. No había pistas ni nada de nada. Al cabo del tiempo encontraron el cuerpo del niño flotando en un río.

Al día siguiente fue el entierro de Rodrigo y el padre fue a investigar lo que pasó, pero no encontró nada. A los días encontraron a la familia muerta y no sabían porqué.


Autora: Carmen Chumillas. 6º Lagunillas.

martes, 18 de octubre de 2011

¡Prohibido ir de Excursión!


Os voy a contar como nos quedamos sin excursiones para siempre gracias a Don Emilio. Por cierto, me llamo Pepa.

Todo empezó cuando Javier, Laura y yo empezamos a aburrirnos en clase, y es que, ¿cómo no nos íbamos a aburrir si cada trabajo que mandaba don Emilio era más difícil y raro que el anterior? En el último que nos mandó teníamos que inventarnos el diálogo de una célula con otra. ¿Es qué a caso eso es normal? Porque yo no lo creo.

Así que decidimos hablar con el delegado de clase que se llamaba Jaime:

¿Qué hacéis por aquí?- dijo el delegado nada más vernos.

Queremos que nos hagas un favorcillo- contestó Laura.

Así que necesitáis mi ayuda- replicó él al instante- Los mismos que antes no me daban chicles ahora necesitan mi ayuda, que ironía ¿verdad?

Déjate de tonterías, lo que queremos es que hables con nuestro profesor para que organice algo divertido- dije yo muy convencida.

¿Como una actividad extraescolar?- contestó Jaime.

Sí, eso- dijo Javier- A cambio te daremos chicles siempre que quieras.

¡Hecho!- replicó contento- Mañana mismo Emilio os informará de lo que haremos para no aburrirnos tanto, porque a mí, también me pasa.

Al día siguiente, sin falta, estaba diciendo mi profesor las siguiente palabras con una voz muy alegre:

Queridos alumnos, les informo de que el lunes iremos de excursión al zoo de Córdoba, deberán traer desayuno y ropa cómoda. Eso es todo.

¡Bieeeeen!- gritemos todos a coro.

Ese mismo lunes, todos esperábamos al autobús como locos por ver a esos animales. Unos pensaban con quién se sentarían y otros comprobaban que lo tenían todo en su mochila correspondiente.

Ya en el zoológico, nos enseñaron un tigre, cinco monos, dos serpientes y un hipopótamo.

Visitad vosotros mismos el resto del recorrido- dijo don Emilio cansado de tanto andar. Os espero aquí en media hora.

Todos nos dirigimos hacia nuestros animales favoritos: los chimpancés; y es que, al ser tan divertidos, nos interesaban más.

Había un mono que parecía que se reía de nosotros. A mí y a Laura no nos molestaba, pero había a quien sí, como por ejemplo Javier.

¡Eh! ¿De qué te ríes mono idiota?- dijo Javier enfadado.

El mono volvió a reírse, pero esta vez más fuerte.

¡Cállate de una vez!- replicó él y dio un golpe a la puerta de los chimpancés, haciendo que se abriera completamente.

Entonces apareció don Emilio y el chimpancé chistoso se montó en su cabeza y agarró una especie de peluca o peluquín.

¡Está calvo!- dijimos todo a la vez.

Entonces don Emilio dijo:

¡Prohibido ir de excursión!

Autora: Verónica Bermúdez. 6º Lagunillas.